Señor Jesús, que quisiste un día ser también niño, protege a nuestro hijo, fruto de nuestro amor, fuente de nuestra alegría, esperanza de nuestra vida
Haz que crezca, según tu ejemplo, en edad, sabiduría y gracia. Acércanos su inocencia; haz que veamos tu rostro en sus ojos y que en él reencontremos nuestra infancia, con todas sus promesas.
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